El viernes pasado se llevó a cabo una jornada espiritual para los estudiantes de II y III medio, organizada por la directora de nuestro colegio, Nora Barreau junto a los profesores Juan Zúñiga, Nicolás Aravena y a los psicólogos Leonor Vergara y Felipe Marín. El objetivo principal de esta actividad fue brindar a los jóvenes un espacio de reflexión y crecimiento personal basado en los principios del humanismo cristiano, promoviendo valores universales y el desarrollo integral.
La jornada, que se extendió desde las 9:00 hasta las 14:00 horas. A primera hora los estudiantes se trasladaron a dependencia de la Parroquia San Pedro de Las Condes donde se comenzó con una cálida bienvenida y registro de los participantes. Los organizadores dieron un afectuoso saludo a los asistentes y una breve introducción, para a continuación compartir un desayuno provisto por el colegio.
Cerca de la 10:00 las actividades comenzaron con juegos rompe hielos diseñados para que los participantes se conocieran mejor y crearan un ambiente de confianza.
Luego se dio paso la reflexión sobre la importancia de la espiritualidad y el autoconocimiento en la vida diaria que luego se comentó en una charla interactiva con diálogo abierto sobre dicha temática.
Después de un breve descanso se realizó una actividad de meditación y relajación, guiada por principios cristianos de paz interior y amor al prójimo.
Para finalizar los jóvenes trabajaron en grupos para crear un afiche que reflejara los valores y mensajes aprendidos durante el retiro y que luego presentan al resto de sus compañeros.
Cerca de las 14:00 hrs., hora de cierre de la jornada, cada participante recibió una carta escrita por sus padres para dar paso al cierre de la jornada con el agradecimiento a los participantes y al equipo organizador.
Sin duda esta jornada espiritual no solo proporcionó a los estudiantes un espacio para la introspección y el crecimiento personal, sino que también fomentó la creación de lazos más fuertes entre ellos, basados en valores compartidos y el respeto mutuo. Fue una experiencia enriquecedora que, sin duda, dejó una huella significativa.